¿Inducción del parto para disminuir las cesáreas ?

Los avances en medicina materno fetal, han llevado la mortalidad materna y fetal, a mínimos, una de las consecuencias de un mayor conocimiento del embarazo, y las dinámicas que lo afectan, el acceso al feto como paciente, la evaluación de su estado, en ese ambiente maravillosamente complejo y controlado, con frecuencia nos permite detectar alteraciones, que llevan a un aumento en las intervenciones médicas, para prevenir complicaciones o para tratarlas una vez que se han detectado precozmente.

Además la preocupación por la morbilidad materna, tratando de evitar secuelas de partos traumáticos, con recuperación difícil o con alteraciones del suelo pélvico, en una realidad social cada vez más exigente para las madres incorporadas a la vida laboral.

El avance en las técnicas quirúrgicas, más depuradas utilizando la separación roma en vez del corte de los tejidos, con el uso de materiales, bio absorbibles, y menos reactivos, los cierres por planos, del útero, los avances en anestesia, han hecho la cesárea más accesible y de recuperación más rápida.

En resumen, un mejor conocimiento y diagnóstico del compromiso de la salud fetal, aunado a la preocupación por disminuir la morbilidad materna y las mejoras de las técnicas quirúrgicas, han tenido como consecuencia, un aumento global en el índice de cesáreas.

A su vez las nuevas técnicas de inducción usando prostaglandinas, la substancia que naturalmente inicia el parto, hace que las inducciones del parto sean exitosas con más frecuencia, sobre todo cuando se tienen condiciones favorables.

La inducción del parto, por razones no médicas ha demostrado tener potencial en disminuir el índice de cesáreas, así como evitar desenlaces maternos fetales adversos, desde el 2019 cuando se publica el estudio ARRIVE, en el New England Journal of Medicine, que evidencia que la inducción en embarazadas de bajo riesgo a las 39 semanas disminuye el índice de cesáreas sin afectar los resultados perinatales.

La sociedad de medicina materno fetal americana, desde entonces, sugiere ofrecer la inducción del parto a las 39 semanas, a las pacientes embarazadas de bajo riesgo, con el fin de disminuir las tasas de cesáreas.

Un estudio reciente publicado en open source en el Journal of American Medicine Asociation (JAMA), trata de evaluar si estas conclusiones son extrapolables al resto de la población americana, con diferencias étnicas sociales y culturales.

En un estudio retrospectivo de cohortes, utilizando las estadísticas vitales del estado de California, pudo demostrar una disminución de las tasas de cesáreas en todos los hospitales con medio y alto volumen de pacientes evaluados, con una disminución adicional en la tasa de ingresos de los recién nacidos a unidades de cuidados intensivos neonatales y menores tasas de infección y hemorragia materna.

De manera más discreta, este estudio, se pudo apreciar una disminución en la frecuencia de parto instrumentado y de lesión de esfínteres en la madre.

Las recomendaciones actuales de la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología, sugieren precaución en la interpretación de éstos estudios, manifestando que hacen falta estudios adecuados para extender éstas sugerencias a la población en general.

Obviamente la decisión de inducir el parto, como todos los procedimientos, debe ser individualizada, tomando en cuenta factores, médicos, de administración de recursos, sociales, económicos y culturales de cada sociedad en particular.

El presente post no sustituye el buen consejo de un profesional sanitario de su confianza.

FUENTE: NEJM, JAMA

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