Los óvulos, la parte biológica que aporta la mujer para crear una nueva vida, nacen con la mujer, durante el período embrionario, se forman y éstos son los que tendrá una persona para toda su vida. Es así, que al nacer, la bebita tiene entre un millón y dos millones de óvulos en sus ovarios, y éstos van disminuyendo en un proceso contínuo durante toda la vida, hasta que se agotan y llega la menopausia.
Cuando inician las reglas, en la pubertad, quedan unos 300.000 óvulos en los ovarios de esta señorita, reserva más que suficiente, si se considera que en nuestros tiempos la mayoria de las parejas, hacen servir una cantidad mínima de ésa reserva para tener su descendencia, esto es, tan sólo un óvulo es necesario para tener un embarazo.
Por diversos motivos, esta reserva de óvulos puede verse mermada, alteraciones en los cromosomas o genes, algunas infecciones, tratamientos para el cancer como quimioterapia o radioterapia, algunas condiciones autoinmunes, pueden afectar éste pool de óvulos y hacer que se agoten antes de tiempo.
Sin embargo para la mayoría de las mujeres, el principal indicador de la reserva ovárica suele ser la edad, no sólo en cuanto la cantidad de óvulos, si no también en la calidad. Digamos que al final de la función reproductiva, quedan los óvulos que no han respondido antes y suelen ser óvulos de menor calidad para lograr un embarazo.
Se trata de un problema en los países desarrollados, donde las parejas por motivos, económicos, sociales, culturales, y de desarrollo personal postponen la maternidad, lo que al final de la tercera decáda de la vida, nos lleva a la situación de que queda poca reserva en los ovarios, en la etapa de la vida en que las parejas se plantean la posibilidad de tener descendencia.
Y ¿Qué pasa con los hombres? Pues a diferencia de los óvulos, los espermatozoides (la parte biológica que aporta el hombre para un embarazo) se generan cada 72 horas, en este caso la edad del padre se ha relacionado con algunos problemas en la descendencia, de manera débil, pero no parece afectar las tasas de fertilidad de manera importante.
Desde el punto de vista práctico, el resultado para las parejas que desean un embarazo, es que disminuyen las tasas de fertilidad a medida que avanza la edad materna y las probablidades de que un embarazo no continúe, són más altas. El diagnóstico de una reserva ovárica disminuida se puede hacer mediante ultrasonidos y con la cuantificacion de una hormona denominada hormona antimulleriana. Ambas pruebas evolucionan con la edad de la mujer. Sin embargo no se deben interpretar como indicadores de falta de posibilidad de embarazo. Ya que diversos estudios demuestran que las mujeres que tienen niveles bajos de ésta hormona, no infértiles, tardan el mismo tiempo en quedarse embarazadas que sus iguales con niveles normales.
Sin embargo los niveles bajos de hormona antimulleriana, sí se relacionan con un aumento en las tasas de pérdida temprana del embarazo, lo que puede estar en relaciòn con la calidad de los óvulos en los casos de baja reserva ovárica.
Afortunadamente existen opciones de manejo desde el punto de vista de fertilidad, de la baja reserva ovárica y dependen de la edad, como medida de prevención, las pacientes entre 30 y 35 años, que no tengan interés en quedarse embarazadas, de momento, tienen la opción de congelar sus óvulos y detener en reloj, esto es si después de los 35 años, desean quedarse embarazadas, y no lo logran de manera natural, tienen la opción de utilizar los óvulos que tienen congelados, que tendrán mejor calidad que los que se mantinen en los ovarios 10 años después.
Entre los 35 y 40 años, las parejas que no lograsen embarazos de manera espontánea, pueden acceder a tratamientos de fertilidad, con fertilización asistida, fecundando varios óvulos para compensar la disminución de la tasa de fertilidad.
Después de los 40 años, si no se cuenta con óvulos propios congelados y si no se logra embarazo espontáneamente, la opción suele ser la fertilzación in vitro con donación de óvulos.
Probablemente en un futuro los avances en genética y en terapia celular, permitiran recuperar la calidad de los óvulos, mediante terapia cromosómica, transferencia mitocondrial, transferencia pronuclear, o la creación de gametos nuevos, mediante la utilización de células madre. Campos que parecen de ciencia ficción, pero en los cuales ya hay equipos de investigación trabajando.
Fuente: 11e Congress Societat Catalana d’Obstetricia i Ginecologia
El presente post tiene como objetivo informar y sustituye el buen consejo de un profesional sanitario de su confianza.
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