ACOG Committee Opinion Number 741 June 2018
Las inmunizaciones constituyen un pilar en medicina preventiva en niños y adultos. Es ingenuo que aún en el siglo XXI, se discuta en ciertos círculos su utilidad, cuando existe evidencia fehaciente de sus beneficios y seguridad, probada y comprobada por décadas de uso.
Dos tipos de inmunizaciones, se recomiendan universalmente a las embarazadas, la de la influenza estacional, durante el periodo de transmisibilidad (Otoño, invierno) con eficacia demostrada en prevenir complicaciones de la enfermedad a la madre más susceptible a tenerlas durante el embarazo; y en los futuros bebés, disminuyendo el riesgo de malformaciones congénitas, aborto, parto prematuro y bajo peso al nacer. Con seguridad demostrada. Se puede colocar en cualquier momento del embarazo, en cada embarazo sucesivo, durante la temporada de riesgo de transmisibilidad.
La otra inmunización de uso universal en embarazadas, es la TDPa, contra toxinas del tétanos, la difteria (toxina diftérica reducida) y la tos ferina (Pertussis a celular) . Inmunización segura que puede prevenir, la muerte de recién nacidos de infecciones severas neonatales. Igualmente se ha de colocar en cada embarazo diferente, ésta se recomienda entre las 27 y las 36 semanas, para garantizar la producción de anticuerpos en la madre que pasarán a los bebés, y les protegerían durante los primeros meses hasta que comiencen su propio esquema de vacunación. Las mujeres que no han sido inmunizadas durante el embarazo deberían recibir la vacuna en el período post parto inmediato.
Otras vacunas como la del neumococo, la del meningococo, las de hepatitis A y B pueden ser colocadas en poblaciones específicas de riesgo , embarazadas, como las que tienen ciertas inmunodeficiencias, o condiciones que afecten la función del bazo (Neumococo) o las que por motivos laborales o epidemiológicos específicos, puedan estar expuestas a estas enfermedades, de acuerdo con la edad de la paciente, inmunizaciones previas y los factores de riesgo individual.
La inmunización del HPV todo y que no aparece entre las contraindicadas durante el embarazo no se recomienda sistemáticamente, puede ser colocada en el post parto, en los casos que estuviese indicada.
En general, no existe evidencia de efectos adversos de las inmunizaciones con virus vivos inactivados, las vacunas bacterianas o las que actúan contra toxinas, durante el embarazo. Y su seguridad en ésta etapa está demostrada.
Las que no se recomiendan durante el embarazo, pero que pueden ser administradas en el post parto o durante la lactancia, en pacientes no inmunizadas, son la de la rubéola y la de la varicela ya que son vacunas que utilizan virus vivos.
Por último, los obstetras y ginecólogos y el personal sanitario que trabaja con embarazadas (personal de enfermeria, comadronas, comadrones) deberían establecer rutinariamente, el estatus de inmunizaciones de cada embarazada.
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