Se trata de un grupo de enfermedades que tienen en común que requieren de un contacto continuo y directo para pasar de un individuo infectado a otro sano, debido a la incapacidad del organismo causal para sobrevivir al contacto con el ambiente. Son gérmenes que necesitan estar dentro de otro ser vivo para sobrevivir.
Esta característica es la que hace en teoría sea posible erradicarlas, evitando el contacto íntimo y constante, entre personas infectadas y sanas, hasta que el infectado no tenga el riesgo de contaminar a mas nadie.
Pero no es tan sencillo, resulta que éstos gérmenes se han adelantado y han aprendido a esconderse y a lograr una interacción con el hospedero, que permite una convivencia por décadas a veces de por vida sin mostrarse, viviendo en equilibrio.
El problema está cuando ése equilibrio se rompe, entonces se desarrollan procesos mórbidos que les ponen en evidencia como lesiones en la piel, o enfermedades relacionadas con las defensas que tratan de erradicar a ése germen mimetizado entre las propias células normales, destruyendo las células normales, y causando enfermedad o por que el germen se ha escondido tan bien que en el proceso de su replicación afecta la división celular y produce células que pierden la capacidad para controlar la división celular y adquieren la de escapar del sistema inmunológico, que las debería reconocer y eliminar; produciendo entonces predisposición a desarrollar cáncer.
Afortunadamente para el que tiene el germen y desafortunadamente para los que no, los individuos sobre los que se produce este desequilibrio, son los menos, quiere decir que suele suceder la metáfora del iceberg, los que dan expresión clínica, suelen ser la minoría, quedando bajo la superficie del horizonte subclínico (los que no tienen síntomas), la gran parte de los que portan el germen causal.
Los epidemiólogos han desarrollado estrategias para reconocer quienes podrían estar en ésta parte del iceberg que no se ve, además han desarrollado recomendaciones de sentido común para evitar una enfermedad de éste tipo. Llamadas recomendaciones de «sexo seguro»:
Las estrategias recomendadas para los profesionales de salud ante éstas enfermedades, que son frecuentes, es aprovechar las consultas de cualquier nivel, cuando se haga una historia clínica, más en el área de salud reproductiva, o de medicina general, hacer preguntas sobre los hábitos sexuales, y si se detectasen conductas de riesgo, solicitar las pruebas y al recibir los resultados reforzar, las conductas sexuales de bajo riesgo en los que sean negativos y explicación de los riesgos sociales, a los positivos.
Los que hacemos atención primaria, sabemos que a nivel público, las listas limitan, el tiempo de paciente, se impondrá hacer varias visitas, intentar individualizar en cada caso y recordar que son preguntas íntimas, por lo que no se deberían comenzar a hacer hasta que no esté entablada una buena relación con el paciente, que en algún momento puede encontrarlas incómodas, o agresivas y cerrarse en banda. Se que no siempre es posible, pero si por la razón que sea no lo podemos hacer habríamos de conocer la opción de derivación a un servicio donde sí puedan hacerlo, es responsabilidad de las administraciones sanitarias de proveer opciones de manejo, más en éste tema tan sensible, es nuestro trabajo.
Hasta aquí nada nuevo, Reforzando un poco y validando prácticas de siempre. Prometo escribir sobre algunas enfermedades en particular, en post sucesivos.
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