El aumento de la edad para concebir, lleva una disminución en las cifras de fertilidad, esencialmente debido al hecho biológico de que los óvulos se producen durante la vida intrauterina y su número disminuye con la edad. En el hombre los espermatozoides se producen cada 72 horas, durante toda la vida del individuo, por lo que en líneas generales, la producción de gametos masculinos no se suele afectar con la edad.
La realidad de nuestra sociedad moderna es que las parejas han ido retrasando la edad para buscar un embarazo. La congelación de los óvulos crea una cápsula de tiempo y pone a disposición de la pareja óvulos propios más jóvenes obtenidos en el pasado, que aumentan las posibilidades de concebir en un futuro, si no se lograse un embarazo espontáneamente.
Se trata un una opción que se viene usando desde hace tiempo en mujeres, que se reciben quimioterapia, las portadoras de ciertos grados de endometriosis o las que tienen predisposición genética a disminución de la fertilidad como las portadoras de la mutación de X frágil. Se añade a éstas indicaciones clásicas, las mujeres que por algún motivo, desean retrasar la concepción.
La congelación de oocitos, mientras más joven se haga, mejor, la capacidad de los óvulos, para ser fecundados y desarrollar un bebé a término, parece disminuir a partir de los 32 años y a partir de los 35 años su deterioro se acentúa. Claro mientras más joven se haga, los costos son más altos y las posibilidades de que se necesiten son más bajas. Ya que se ha de añadir el costo de los procedimientos de fertilización in vitro a los costos de congelación de los óvulos.
Cuando se comparan las tasas de embarazo usando óvulos congelados, que sobreviven a la descongelación, con óvulos frescos, al hacer la in vitro, las tasas de embarazo son similares.
Otro factor a tomar en cuenta, es que a medida que la edad materna avanza y con el uso de los métodos de fertilización in vitro, es más frecuente que se encuentren algunas complicaciones del embarazo, como la hipertensión gestacional, la diabetes gestacional, el parto prematuro y un mayor índice de cesáreas. Todos estos riesgos se suelen controlar bien, pero requieren de un seguimiento del embarazo más cercano.
Las alternativas a la criopreservación para parejas que no logran embarazarse espontáneamente, después de los 35 años, sería la fertilización in vitro, con donación de óvulos, o la adopción. Opciones que deberían tenerse en cuenta en el algoritmo de toma de decisiones.
Aunque la opción de conservar los óvulos, es válida, no es una póliza de seguros contra la infertilidad. De allí que la asesoría por un profesional del área se recomienda, para ayudar a tomar decisiones individualizadas, que tomen en cuenta los valores de cada pareja en lo particular.
Las presentes recomendaciones son de carácter general y no sustituyen el buen consejo de un profesional sanitario de su confianza.
FUENTE: Contemporary Obgyn.net
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