Se refiere a la sensación de que ya se ha vivido, sucede que parece ser que es muy fácil lucirse como administrador cuando se tienen los recursos, tomar las decisiones acertadas cuando éstos faltan, es lo que hace la diferencia con un buen gerente.
Lamentablemente los años de bonanza parece hacer que éstos sean cada vez más escasos.
No lo soy ni pretendo serlo, sin embargo como profesional cuando te das cuenta que se toman una serie de decisiones, que llevan fallos importante de forma, unos detrás de otros y cuando quienes tienen que tomarlas, ni si quiera se plantean oir, cuando deja de importar el buen hacer por imponer un criterio. Cuando solo importa el cuánto cuesta, que no digo que no sea importante, pero cuando te das cuenta que se pueden obtener los mismos resultados, de formas diferentes sin causar malestar.
Parece ser que importa más imponerse que hacer lo correcto, pareciera que equivocarse es de débiles, cuando son sólo los débiles quienes temen equivocarse.
Debilidad que es producto más de una convicción interior que exterior.
Cuando éstos autodebilitados tienen poder para trastornar la vida de muchos, entonces, surgen problemas.
Y nadie quiere problemas, muchos intentan pasar de ellos, mientras no les afecte, menos se enfrentan a lo que no están de acuerdo, y muchos menos hacen algo por mejorar la situacion.
Mientras la vida sigue y algunos no podemos dejar de sentir la sensación que son ciclos que se repiten, y de que esto ya lo hemos vivido.
Enfrentarse, dejar pasar, son dos caras de una misma moneda, para actuar ante situaciones que no controlamos. Al final evolucionarán a su bola, y nada de lo que hagamos, podrá cambiarlo.
¿Pesimista? . ¡Realista !
Como he citado otras veces, tal vez un pesimista no sea más que un optimista mejor informado…
El que tenga ojos para ver… que vea.
Deja un comentario