La mala alimentación, se ha establecido como un factor de riesgo para unos resultados adversos durante el embarazo.
En países como Estados Unidos, donde la alimentación no es la mejor, el centro de control de enfermedades, ha establecido un aumento sostenido en los últimos 30 años, de resultados adversos durante el embarazo, estableciéndo que una dieta adecuada podría mejorar éstos resultados.
Un estudio reseñado por MEDSCAPE estableció una disminución del riesgo de complicaciones, en embarazadas que siguen una dieta mediterránea (alimentos frescos, frutas, nueces, granos, no elaborados, pescado, vegetales, legumbres y aceite de oliva, con baja ingesta de carnes rojas ) desde la concepción del embarazo. No afectaron estos hallazgos otras variables como la ubicación geográfica, la raza, el índice de masa corporal o edad de la madre.
El estudio demostró además que mientras mejor es la adherencia a éste tipo de dieta, menor la incidencia de patología durante el embarazo, como pre eclampsia y diabetes gestacional. Disminuyendo además la incidencia de hipertensión, parto prematuros, fetos pequeños y de muerte fetal in útero.
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