Es una urgencia obstétrica impredecible, que requiere de pericia para solucionarla y puede tener consecuencias tanto para la madre como para futuro bebé.
Puede aparecer hasta en un 3 % de los partos vaginales. Hasta un 60 % de los partos con ésta complicación pueden tener una lesión del plexo braquial, la mayoría se resuelven sin consecuencias, hasta un 2,5% pueden tener secuelas neurológicas en el brazo afecto de manera permanente.
También ser relaciona con complicaciones fetales más severas como la encefalopatía fetal isquémica hasta en un 5 % de los casos con ésta complicación y fracturas de la clavícula o del húmero fetal. En cuanto a la madre, el principal riesgo es la hemorragía por atonía uterina, los desgarros del canal del parto, alteraciones del funcionamiento de la vejiga urinaria, la rotura uterina, alteraciones osteoarticulares pélvicas, del suelo pélvico y neuropatias.
La distocia de hombros, sucede cuando se impacta el hombro anterior por debajo de la sínfisis del pubis, o el posterior contra el promontorio del sacro, que requiere de maniobras específicas para desprenderlos, luego de la salida de la cabeza fetal.
Sucede generalmente en fetos macrosómicos (grandes), cuando el diámetro entre los hombros del feto (Biacromial) es mayor que el diámetro cefálico, quedando los hombros orientados en sentido anteroposterior, en vez de oblicuos en la pelvis. Deteniéndose el período de la expulsión del feto.
Se han establecido algunos factores de riesgo, como obesidad materna, ganancia ponderal excesiva durante el embarazo, edad materna avanzada, fetos grandes, la diabetes materna, un periodo de prodrómos prolongado o de dilatación prolongado, una prolongación del período expulsivo (más de dos horas), el parto instrumentado y antecedentes de distocia de hombros previa. Sin embargo la mayoria de los casos de distocia de hombros suelen ocurrir en pacientes sin factories de riesgo.
Pese a la asociación con algunos factores de riesgo, la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología, y el Colegio Americano de Obstétras y Ginecólogos, han establecido que se trata de una situación que no se puede prevenir, ni por los antecedentes, ni por las características clínicas de la paciente, ni por la evolución del parto por lo cual no se puede establecer, su aparición como una mala praxis médica. Éstos factores de riesgo son comunes a partos que no tendrán ésta complicación, además, el diagnóstico de macrosomia fetal es díficil de establecer por ecografía, ya que las tablas de estimación del peso no son tan acertadas el final del embarazo.
La inducción del parto o la cesárea electiva en gestantes no diabéticas, no ha demostrado disminuir la incidencia de la distocia de hombros. En las diabéticas gestacionales, se recomienda realizar una cesárea, si el peso estimado supera los 4500 g.
Se ha establecido que para hacer profilaxis de la macrosomia fetal, es importante un control anteparto del peso materno, ajustando la alimentación de las pacientes obesas, evitándo la ganancia de peso excesiva y manteniéndo a la gestante diabética con un buen control metabólico.
Resumiendo, se trata de una complicación poco frecuente del parto, impredecible y que puede tener consecuencias tanto maternas como fetales, un buen control del peso durante el embarazo y control metabólico adecuado de las madres diabéticas, podría, prevenir la macrosomía fetal y disminuir la posibilidad que se presente ésta complicación.
FUENTE: http://www.prosego.com. Protocolos de la SEGO, Medicina Perinatal.
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