Vivimos en una sociedad compleja, individualista, competitiva, devaluada en cuanto a virtudes, todavía nos gobierna la codicia, uno de los pecados capitales, que va llevando a los otros, pero esto parece un sermón de iglesia, o sea que mejor dejo esta parte de le reflexión hasta aquí.
Buen habiendo hecho ver mi punto, el mensaje que en realidad quería dar es de cambio, se siente, una actitud diferente en la gente. Es como cuando tenemos un duelo, que en nuestro caso como sociedad, se debe al duelo de estar perdiendo el estado de bienestar, por tanto se ha de pasar por varias fases, la primera la negación.
La Negación ya hemos hablado de ella, antes no me repetiré, sólo diré que es el
«No, hombre yo no creo, ya verás como todo se arregla, un par de años y salimos de ésta»
Luego viene, la culpa:
«¡Es culpa de los banqueros que nos engañaron y del gobierno que no previó y no los controló! «
Alguno que otro con más sentido de autocrítica:
«También estábamos viviendo por encima de nuestro nivel, es que nos endeudamos sabiendo que no podríamos pagar pero «prestado es regalado hasta que se no se paga»»
Éste último puede frenar un poco la siguiente fase: La ira que suele ser peligrosa si se mezcla con la culpa:
«Tomemos los bancos, tomemos las plazas, gritemos que no es un sistema injusto, vamos a los tribunales, afectados por la hipoteca y todo lo demás»
No os confundáis no critico la respuesta social, que estimo por demás justa pues pienso que si bien es cierto que muchos ciudadanos asumieron deudas impagables, a los banqueros les interesaba alimentar la codicia natural, y les decían a los que tomaban créditos:
«No hombre si con lo que ganas, puedes darte el lujo de pedir 20 o 30 mil eurillos más para los impuestos, o mejor cómprate el coche que siempre has querido por sólo 150 eurillos de nada al mes, total con la expansión del mercado en 5 años vendes tu piso, pagas la hipoteca y te quedará para dar la entrada de una casa si quieres.»
Esto sin contar las estafas de las preferentes que vendían a jubilados o trabajadores con ahorros, productos disfrazados que mas nadie quería comprar, y al ciudadano común lo envolvían en una jerga bancaria donde dejaban claro los grandes márgenes de ganancia que tendrían si invierten sus ahorros en éstos fabulosos, instrumentos.
No, si en mi opinión resulta que la sandalia del Fernández se quedó corta, como dice por ahí un amigo en twitter ha debido de tirársela a la cara al Sr. Rato. De hecho, lo hizo en sentido figurado, diciéndole las cosas que todo el país quería decirle a la cara. Pese a las disculpas que después dieron algunas de las marionetas de las corporaciones en el parlamento, al Sr. Rato por el trato indebido del congresista. Lo que nos sirvió para saber quien es quién en la política y al parecer son lo mismo, los que gobiernan y los que mueven los hilos, sólo se van cambiando los puestos cada cierto tiempo.
Pero como siempre divago. La última fase del duelo es la aceptación, parte en la que ha caído los 2/3 de la población que aún tiene trabajo fijo.
«Bueno si, pero aún tenemos trabajo que hay que agradecer, nos recortan el cinco por ciento y nos quitan pagas extras «
Que no lo son, no son pagas extras, puesto que nuestro contrato es de 14 sueldos al año y en otros países se conocen como paga vacacional y paga de fin de año, o reparto de utilidades de la empresa si se trata de una empresa privada y es inconcebible que un patrón se le ocurra tocarlas.
El problema es que ya lo han hecho y ni los sindicatos en quien pocos confían, hicieron algo que tuviese fuerza, ni las personas a nivel individual buscaron organizarse, tal vez por la falta de unidad que hay ahora en los diferentes gremios, que les resta fuerza, hecho agravado por la desconfianza hacia los líderes sindicales, y ante un sistema legal inaccesible en tiempo y dinero y cuyas decisiones económicas a las empresas grandes que enfrentan grandes recortes, recuerdan lo que hacían los capitanes generales, de las colonias de America, cuando les llegaba una orden del poderoso Conde de Olivares, demasiado tarde para ser cumplida:
«Se acata pero no se cumple»
Lo cual limita mucho las opciones de acción, y lo peor, los empresarios pueden tener el siguiente peligroso pensamiento:
«Si les recortamos y no pasa nada, tal vez no les hemos recortado suficiente, intentemos un poquito más…»
Es peligroso por que entonces se corre el riego de alcanzar la masa crítica: da yuyu ¿verdad? así en negritas, y ¿que significa eso?, mas o menos interpreto lo siguiente:
«Cantidad de personas excluidas de un sistema, que alcanza un número tan importante que produce cambios que generalmente son violentos y generan una revolución»
Ojo, aquí no estoy llamando a nadie a las armas, simplemente alertando a los que les toca tomar las decisiones que no van por buen camino, que ya se está alcanzando la masa crítica, afortunadamente los ciudadanos hemos evolucionado, o al menos eso quiero pensar y hemos aprendido de otras revoluciones violentas que lo que han hecho es:
«Cambiar todo para seguir igual» Lampedusa en el Gato Pardo.
No, el cambio a venir será pacífico o eso espero gracias a las tres revoluciones, que nombra Moisés Naím en su último libro de quien ya he hablado mucho y no voy a repetir aquí. El hecho es que el ciudadano del futuro sería algo así:
» veo venir un ciudadano moderno, honesto, colaborador y no competidor, justo, pacifista, intolerante con la injusticia, sin exponer su integridad, critico con el poder» (esta es mía).
Si se diese ese cambio desde abajo hacia arriba que limitaría al poder y lo obligaría aún a las corporaciones que de verdad gobiernan (a mi parecer y el de muchos son los mismos). A actuar con justicia por que es la única manera de tener contentos a todos en su gran variedad.
Tardará, pero siempre amanece y
«Nunca se sabe lo que traerá un nuevo día..» Tom Hanks en «El Naufrago»»
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