Constituye un motivo de consulta frecuente, una causa común de escozor e irritación vulvar y vaginal suele ser una

infección oportunista por un hongo llamado cándida albicans. El mismo se encuentra en el ambiente, en la piel en las ropas, y en el propio intestino, de manera normal. Por lo que el cuerpo ha desarrollado mecanismos en las mucosas para mantenerlo a raya. Sin embargo a veces estos mecanismos pueden fallar, produciéndose entonces la infección que genera un escozor que puede llegar a ser muy molesto.
Un mecanismo importante de defensa en el área que nos ocupa suele ser la flora vaginal normal, que está constituida por unas bacterias, que se denominan Bacilos de doderlein, éstos microorganismos, degradan el glucógeno que normalmente se encuentra en las células que descaman de la vagina y producen, ácido láctico, lo que ocasiona que el Ph vaginal se haga ácido y hostil a los gérmenes que se encuentran en las zonas circundantes.
Puede suceder que, por excesiva higiene, tratamientos antibióticos, o cualquier condición que altere ésta flora, se quede la vagina sin estos guardianes, lo que generalmente lleva a un círculo vicioso, de alteración de la flora vaginal, infección por hongos, irritación, higiene excesiva, persistencia de la alteración de la flora y persistencia de la infección. En ocasiones la infección es tratada, pero al persistir la alteración de la flora vaginal, esta reaparece, más en verano, con la humedad de bañadores, playa y piscinas.
Entonces ¿Qué hacer?, entendiendo la causa, se trata el problema, lo primero es evitar una higiene genital excesiva. Es suficiente el lavado externo de los genitales, cuando se realice la ducha diaria. Si se requiere por algún motivo de un aseo adicional, suele ser suficiente el uso de un aceite mineral, (de bebés o glicerina líquida) asociado a agua, solamente. La infección por hongos debe ser tratada, pero recordando que si se mantiene el desbalance de la flora vaginal, muy probablemente recidivará, existen además en el mercado óvulos vaginales que contienen la flora liofilizada, y suelen ayudar a evitar éstas recidivas.
Con las medidas antes expuestas la mayoría de las pacientes suelen deshacerse de éstos molestos síntomas. En algún caso de infecciones persistente habrá que descartar causas de inmunodeficiencias adquiridas como la que se asocia a la diabetes u a otras enfermedades infecciosas.
El tratamiento de la pareja es recomendable si presenta igualmente molestias, si es éste el caso no suele tratarse de una enfermedad de transmisión sexual, si no una infección oportunista originada en un desequilibrio de los mecanismos que la controlan.
Si estas opciones de manejo fallan pueden intentarse algunos tratamientos a largo plazo con resultados favorables.
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