Estoy de baja con un lumbago de caballo, llevo años lidiando con él pero al parecer el disco vertebral de L5-S!, petó y comprimió la raíz izquierda, ya me habían sacado el núcleo pulposo de ése disco en 1992, cuando ocluyó el 50 % del canal medular.

Estoy con manejo médico y reposo y gracias a dios y a las buenas manos de mis colegas, estoy mejorando, al menos puedo sentarme, y caminar por casa, me dicen que es una baja larga, pero quiero incorporarme a trabajar cuanto antes, pero por esta vez haré caso.
La baja con el dolor amenazante, m ha dejado mucho tiempo para pensar y actuar, me ha permitido centrarme en lo que importa y en lo que no, valorar la amistad, saber con quien contar, personas lejanas en el día a día se me hacen cercanas, y sobre todo he recibido una lección de humildad, estar nuevamente detrás de la bata de paciente es toda una experiencia desde el punto de vista de un profesional de la medicina.
Así mismo reconoces la importancia del ejercito de personas que laboran para garantizar un servicio de calidad, la señora que limpia, el box para que pueda ser ocupado rápidamente por otro enfermo con una dolencia que espera, la enfermera diligente que con palabras suaves y estrictas te tranquiliza y te orienta, el colega de mirada cálida que se acerca a la camilla, con manos expertas te examina, y obtiene información de lo que te aqueja, responde con paciencia tus preguntas de persona informada, luego se pone en marcha el engranaje terapéutico, analíticas preoperatorias, desplazamiento a quirófano, realización de un procedimiento por manos hábiles, consentimientos explicaciones, recuperación y de vuelta a casa a esperar evolución.
Llamadas para programar nuevos procedimientos, y preguntas sobre tu estado, controles, medicamentos. Mejoría.
Y mientras el proceso intelectual no para, piensa transforma, te das cuenta que la crisis, es interna no es externa, que nuestros miedos son los que nos detienen, no los peligros externos, que contamos con la fortaleza y la capacidad organizativa para enfrentarla, y salir airosos, eso sí con esfuerzo.
Implica cambiar los paradigmas, escuchar nuestra brújula interior, enfrentar la mediocridad, pero sin exponer nuestra integridad oir a nuestra brújula interior y hacer lo correcto, Con esfuerzo constancia y dedicación, remar, siempre remar, así sea uno solo el que reme ya se sumarán los demás con la convicción de que hacemos lo que nos dicta la conciencia, poco a poco iremos creando microsistemas de orden, estables autosuficientes y en armonía con el medio ambiente, que lo necesita. Hacer que el bienestar comience a correr como moneda de cambio, colaborando y no compitiendo, haciéndo y no quejándonos, obrando en justicia, como recomendaba Kant.
Los macropoderes y las corporaciones van en retroceso por motivos sociales, migraciones, culturales, educativos, cada vez se les hace más difícil obligar y salirse con las suyas impunenmente, es por ello que es tan importante no permitir la impunidad. Es el tiempo de los micropoderes, de la sociedad organizada que ha de ganar pluralmente espacios, y garantizar de ésta manera que los honestos controlen a los mediocres, que son más pero no son tan persistentes. Y cada vez serán menos.
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