Armas de distracción masiva

Lo que alimenta el crecimiento económico actual, no es la minería, ni el consumo de bienes, o la bolsa.

Es la atención, un ciudadano promedio puede usar hasta el 65 % de su vigilia consumiendo medios de comunicación, el 45 % de ése tiempo desde el móvil, se gastan billones de dólares y horas personas, tratando de captar ésa atención, a mayor atención, mayor transferencia de datos, más dinero, mayor oferta, mayor atención y entramos en un círculo vicioso.

Google que empezó como una cartelera digital, se ha transformado en un centro de negocios digital gigantesco ocultado detrás de un buscador, captando gran parte de nuestra atención.

Tik Tok, es a Facebook y Netflix, lo que ellos fueron a la televisión. Con un valor de 360 billones de dólares americanos, es superior a Netflix, twiter, Snap, PayPal y Uber combinados. El objetivo es captar la atención con poca cantidad de información adictiva, hoy por hoy Tik Tok tiene más afiliaciones que Instagram y Facebook juntas.

De forma silenciosa Tik Tok se ha convertido en uno de los medios de distracción masiva más potentes, con una armada de millones de usuarios produciendo contenido gratuitamente. Contenido presentado en un potente algoritmo en el que se mezclan, una guía de medios, el cerebro humano y un control remoto. Imaginad que Netflix deja de gastarse 17 billones al año en producir contenido, y aumentado sus suscriptores al número total de pobladores de Reino Unido y Japón juntos. Eso es Tik Tok.

Los individuos también se han empoderado, gracias a las redes sociales, convirtiendo adolescentes en influencers y presentadores en presidentes.

Los medios de distracción masiva, podrían llegar a ser corrosivos para el bienestar general, son altamente contagiosos y no tenemos inmunidad natural contra ellos, el salto constante de un tópico simple a otro, nos hace perder la capacidad de ver contrastes, de ver diferentes perspectivas de un hecho, si la inteligencia se define como la capacidad de tener dos pensamientos antagónicos, en un mismo momento, la distracción masiva, al retirarnos la capacidad de razonar, de hacer contrapeso a los argumentos, nos hace menos inteligentes.

Mientras tanto, ocurren cambios económicos, sociales, culturales, de los que no nos damos cuenta, perdemos contacto con la realidad que nos afecta y nos centramos en la inmediatez de una distracción fácil. Alejándonos de los temas importantes, que parecen pesados y aburridos. Aparcando nuestra capacidad de ver matices, de disfrutar la riqueza de la vida y de los contrastes.

Tal vez el control de las poblaciones, no se haga mendiante un estado omnipresente y regulador como el de 1984, que ya. Si no mediante la distracción masiva, una especie de muleta. que nos distrae, mientras algunos actores, se aprovechan para clavarnos la espada mortal, con la mano que no vemos.

Y es que nos convertimos en las cosas a las que dedicamos nuestra atención, nos estaríamos convirtiendo en celebridades a las cuales los demás prestan atención, pero a quienes no importamos.

Las respuestas son internas, tal vez buscar ésa guía interior que el ruido exterior no nos deja escuchar, el buen hacer, recuperar la autocrítica, humildad que nos permite aprender y rectificar. Transitando así un sendero de paz.

Fuente: Scott Galloway, Medium.com


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