Estos días el mundo fija su atención en Mandela, acercarse a su contribución es propicio.
Este carismático líder (tribal) y luchador político se enfrentó al injusto apartheid, padeció prisión y tortura por largo tiempo. Ese periodo forjó su carácter y las bases de un liderazgo distinto, curtido en la soledad del ensimismamiento y el fortalecimiento del espíritu. Al ascender hasta la presidencia optó por la decisión más difícil, la más valiente, pacificación y perdón de sus opresores.
Logró convencer a todo un pueblo maltratado y deseoso de venganza que la reconciliación era posible a través de un perdón sincero, hizo una convocatoria de inclusión y proyectó un país para todos. Siendo mayoría en una sociedad en donde unos pocos discriminaron y abusaron de todos, la violencia se habría justificado.
Mandela es el ejemplo contemporáneo de un liderazgo democrático y asertivo, enfrentó esos momentos y otros de crisis personal con gran autenticad y humildad, reconoció su compromiso con la historia, una conjunción de momento y líder adecuado.
Cuando pienso en la oportunidad histórica de otros líderes que actuaron distinto, que lograron notoriedad con violencia, que prefirieron alzar el puño y optaron por dividir en vez de reconciliar, siento pena de estos últimos y gran admiración por este hombre, ahora anciano, que seguro logrará su descanso en la paz y satisfacción del deber cumplido, sin los tormentos del abuso de obra y palabra, Mandela hizo el trabajo más importante de todas, su hoja de vida no está manchada. Sudáfrica forma hoy parte del grupo de países con economías emergentes, los BRICS, y ese logro pasa por la decisión de unión tomada por Madiba.
Jesús Zurita Peralta. CI: 6.625.245
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