Todos hemos tenido un curioso hecho trágico con el hampa, una experiencia propia o una muy cercana, todas cargadas del dramatismo y la impotencia que genera el hecho violento, el arrebato de algo, unas veces perdemos un bien material, otras tantas perdemos orgullo en la sorpresa y otras más se pierde la vida, eso que ahora poco vale para un delincuente o malandro, vale poco la de él y la de otros, obviamente. En Barriozuela se confunde todo, malandros y policías pueden ser circunstancialmente similares, el ladrón se hace homicida, el delincuente cree que robar y matar es un trabajo, y así lo llama. Apenas ayer, jueves santo, la familia fue víctima de un robo, los delincuentes se quejaban de su suerte, porque mientras otros se distraen, ellos tenían que “trabajar” y “arriesgarse” en un día feriado para conseguir “el pan” para la casa, que desastre!. Cuando salimos sin daños físicos, decimos que nos tocó un malandro decente, toda una paradoja, como puede ser decente un hampón?, pero en fin, si salimos sin lesiones o conservamos la vida, nos sentimos afortunados y la palabra de resignación es que lo material se repone. Detrás del delito en Barriozuela hay impunidad, mucha, conveniencia social e injusticia, hipocresía y dosis excesivas de complicidad de una sociedad primitiva que consume artículos en “súper tiendas Hurtado”.
Jesús Zurita Peralta. CI: 6.625.245
De Robos… (Jesús Zurita Peralta)
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