Se trata de cómo se heredan los bienes de una generación a la siguiente.
Una compañera de trabajo andaluza, me comentaba hablando, de la independencia de Catalunya, que era injusto que todas las industrias y todas las empresas creadoras de riqueza se ubicaran en Catalunya y que de otros lugares de España tuviesen que venir aquí a buscar trabajo, cuando lo lógico habría sido que las industrias y las empresas se colocasen de manera equitativa en toda España, en mi profunda ignorancia de la historia de España, me quedé sin respuestas, asumí que probablemente se trataba de una situación de logística económica, pero me pareció una explicación débil.
Como no quedé contento con ello lo comenté con un compañero de trabajo anestesista, y me dijo: «Delenda est Hispania», has de leer al Albert Pont, libro que además me costó encontrar pues estaba agotado y no lo tenían en versión Kindle. Finalmente lo encontré y la explicación aparece ya en el primer capítulo.
En España el derecho civil establece una de dos modalidades: O un sólo heredero, que termina usufructuando los bienes, en detrimento del resto de la sociedad, o una división equitativa de los bienes entre los diferentes herederos, que termina atomizando, la riqueza y evitando la acumulación de capital. En Catalunya, funciona la figura de l’Hereu, basada en la importancia de la familia, no es equitativa, pero es mas justa y ésta figura permite a los demás miembros de la familia disfrutar de las rentas siempre y cuando trabajen en el negocio familiar, o sea que aporten.
Este hecho del de derecho civil catalán permite la acumulación de riqueza y es el responsable de que Catalunya haya sido una de las primeras naciones del mundo en abordar el capitalismo, y garantiza luego la evolución desde el nivel primario, la agricultura, acumulando riqueza y generando una burguesía que entró de lleno al capitalismo industrial, basado en un sistema económico fuerte y estable, no es casualidad que cuando España necesitó de una moneda que no tenía, asumiese la moneda catalana, la peseta, como propia que era la que tenía confianza internacional, que no tenía una aristocracia, poco dada a vivir del trabajo productivo y creador.
Son los detalles como éstos los que explican de manera sencilla las diferencias, que son muchas, entre una nación moderna, flexible y productiva, que por derecho de conquista, paga en propio detrimento, el mantenimiento de estructuras anquilosadas, que en nombre de la paz, causan miseria y generan pasivos que no son pagables a menos que se expropien a otros territorios. El mundo es otro y la única certeza que existe inmutable es que siempre habrá cambio.
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