Crisis, palabra que parece seguirnos a donde vamos.
La explosión de la burbuja inmobiliaria puso en evidencia algo que múltiples observadores, tildados de «profetas del desastre» vienen diciendo, el sistema capitalista basado en la explotación sin medida de los recursos naturales, la especulación que crea dinero sin productividad, lo que equivale a no crear riqueza. El medio que es el dinero se confunde con el el fin que debería ser producir y el resultado, es una sociedad que rinde culto a la riqueza sin importar su origen y que deja de lado valores que garantizan la vida civilizada en el planeta. La falta de valores es salvajismo refinado que causa miserias en todo el planeta y que pone en peligro el cacareado estado de bienestar.
Un estado confiado, en que no tenía deuda pública, apostó por ignorar la crisis que se avecinaba confiando en su capacidad (que resultó incapacidad) para hacerle frente. Resultó que la avaricia de banqueros y usuarios, dejaron un hueco económico gigante, que para que el aparato económico continuase funcionando, hizo que el estado echara mano de sus reservas públicas, para llenar ese vacío de deuda privada irresponsable, donde banqueros y usuarios tienen responsabilidades, tal vez más los primeros, pero que cuando de dineros públicos se trata, siempre terminamos pagando los de a pié.
Sucede entonces que el estado entra en bancarrota por mantener a flote un sistema que los especuladores financieros torpedearon y les garantizó ingentes cantidades de dinero público, que el estado tenía destinado para mantener los servicios, que para ello era todos los trabajadores contribuíamos fiscalmente.
Entre los servicios que debe garantizar un estado responsable, están los servicios sanitarios y de educación como puntales principales del mencionado «estado de bienestar», de los que, como no tenemos receptores de que informen que todo está bien, nos damos cuenta de sus fallas cuando los necesitamos.
Lo anterior permite a los responsables políticos, habida cuenta de estar en quiebra económica, hacer ajustes, y recortes en un sistema, que ya se sostenía gracias a los bajos salarios comparativos que paga a sus trabajadores.
En el sector de servicios un porcentaje importante del gasto, lo constituye los gastos de personal, puesto que es personal calificado, el que presta el servicio, dependiendo del ramo entre un 60 % y un 70 % del gasto de mantenimiento se puede ir en sueldos y salarios.
En una perspectiva materialista, se entiende que si se quiere recortar el gasto, en ésta área, el rubro que se verá más afectado es el de gastos de personal, con expresiones añadidas de los gestores, de que «de esta manera no se afecta la calidad del servicio» o de «se pretende disminuir la cantidad sin afectar la calidad».
Llegados a este punto, no puedo dejar de opinar:
1,- El sistema capitalista está en su ocaso, causa grandes desastres en el planeta, genera miseria e inclusive ya coloca en peligro el estado de bienestar en el primer mundo, creo que es un precio muy alto el que se paga por mantener un sistema decadente que, a riesgo de parecer alarmista, (me considero optimista), si sigue como va puede ser el responsable de que desaparezca nuestra civilización tal como la conocemos de la faz del planeta. (Ya vendrán otras civilizaciones, espero).
2.- Esta crisis del capitalismo ha hecho que un sistema de servicios que estaba en equilibrio precario, colapse. Particularmente, el sistema sanitario español ya no es sostenible, en la manera en que está planteado de gratuidad universal, había sido sostenible gracias a cierta bonanza basada en un nivel de vida más alto que el que correspondía, dado el nivel tecnológico e industrial del país, secundario en gran parte a la especulación financiera, que sostenía un sistema económico inflado con base en la burbuja inmobiliaria. Y a costa de los bajos salarios, comparativos que se pagan en España al personal del área de servicios. Cuanto antes nos demos cuenta de ello antes se plantearán soluciones reales.
3,- Las medidas que se tomen para reducir el gasto indudablemente afectarán la calidad del servicio, es un hecho de precisión matemática, esto causará malestar en los actores sociales, y será lo que finalmente genere el cambio de paradigma en el sistema, que serán los que vienen vociferando desde hace décadas expertos en las materia, que al parecer tienen el mismo efecto en generar cambios que los que tiene este humilde blog, osea ninguno.
4,- Vivimos una época de transición económica, del camino que tomen los responsables políticos dependerán muchas cosas en el futuro, tengo la certeza de que los cambios se dan cuando son necesarios, en justicia. Por lo que nos queda es jugar nuestras cartas de actores sociales (todos somos actores sociales) de la mejor manera, para que el cambio, que vendrá, por imposición interna o externa, se genere con el menor trauma posible. (¿Veis que soy optimista?).
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