Cuando el  ser humano se pierde en el mundo material y descuida los valores,  que no dependen de la educación, si no que están escritos en los arquetipos de nuestra especie y que en el plano religioso se suelen establecer con el nombre de «Conciencia». Pero que tienen equivalentes psicológicos, hasta científicos y  físicos, como algunas interpretaciones recientes de las leyes de física cuántica nos hacen prever. Si éstos valores se pierden  en una sociedad, ocurre una regresión, a estados inferiores de  desarrollo intelectual.

Si éste estado de regresión afecta  una masa crítica de la población, se produce un cambio social, creándose liderazgos sin valores que prosperan pues  se identifican con un ideario colectivo  alejado de la virtud.

Es entonces cuando  una sociedad entera se hace  parte  y cómplice, esperando obtener algún beneficio material,  social o cultural,  sin importar los arquetipos que señalan la evolución social,  y ocurre un salto a etapas evolutivas superadas retrasando el desarrollo individual,  social y cultural.

Es esta la razón por la cual liderazgos retrógrados  no encuentran oposición, responden a sociedades cómplices que no dicen, «te pasaste» o «hasta aquí», o donde los que mantienen sus valores se colocan en una desventaja social y las fuerzas retrógradas llegan a imponerse.

Es el histórico enfrentamiento entre el bien y el mal,   la historia nos enseña que a la larga termina imponiéndose el bien, aunque con frecuencia el mal viene disfrazado y la división no suele estar tan clara, causando que la mayoría de las personas tienen que agenciarse  con lo malo que tiene lo bueno y lo bueno que tiene lo malo.

La respuesta  está en nuestro interior y la mayoría de las veces podemos saber que es lo que está bien  y que es lo que no, generalmente si seguimos nuestro corazón  tomaremos las decisiones acertadas,  si  seguimos lo que nos dicta el materialismo,  podemos convertir algo que no está bien en no ilegal, lo que no es lo mismo.

La estatua de Chávez que será expuesta en Argentina, demuestra bien mi punto de vista,  sin ánimos de establecer juicios,  en toda la cadena  de acciones para lograr  colocar  una estatua de 2 metros, para honrar un líder inescrupuloso,  tuvo que haber alguien que plantease «esto no está bien». Sin embargo el artista supo meter su baza de protesta al colocar  en la silla de montar un Kalasnikov y un maletín,  lo del arma no requiere explicación, lo del maletín recuerda los maletines con 800.000 dolares de contribución supuestamente  introducidos ilegalmente  a Argentina, en un avión oficial venezolano.

Espero que haya sido  irreverencia,  puesto que si la intención  era honrar al líder, la situación de  pérdida de valores en la sociedad  sería  peor de lo que me imaginaba.


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