La agresión, constante disfrazada de benevolencia, que ya nadie cree. Genera una sensación de impotencia en los ciudadanos.
La realidad que percibe la mayoría es de engaño. Y como enunciara Abraham Lincoln, «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.» Al final la gente termina dándose cuenta, sobre todo por que la realidad está alli y tarde o temprano surgen las verdaderas intenciones.
De allí que una forma para lograr el éxito, sea la honestidad, tal vez no sea el camino más rápido pero sí el más seguro, y el primer paso para lograrlo comienza en la honradez con nosotros mismos. La vía rápida termina generando rechazo. Perogulladas que a veces hay que recordar, cuando pretendemos analizar a la política.
El ejercicio del poder se encuentra ligado a fuerzas situacionales y sistémicas, las que en mucho moderan y son moldeadas por las decisiones del poderoso, estableciéndose una relación que si está basada en la virtud, puede generar bienestar ya que no bastan las buenas intenciones, pero que si se basa en el vicio, causa desazón. Es una ley lógica e inevitable.
La sensación de malestar e ira, palpada en Venezuela que describe bien Laureano Márquez tiene que ver con lo anterior. La agresión constante desde el poder del presidente hacia los ciudadanos, no puede ser sostenible y tiene que terminar pasando factura, el cerco internacional contra un estado terrorista, cada vez se cierra más, con pruebas contundentes.
La visión objetiva nos hace presuponer que el presidente Chavez tiene sus días contados y el aumento de la represión a la población, son producto de la desesperación y de la mala asesoría exterior, signo adicional de que el fin está cerca.
Esperemos que no termine de destrozar la casa antes de irse como los inquilinos sin escrúpulos cuando son echados por no pagar el alquiler, dejando al soberano con un cascarón destrozado, sin fianza para reparar los daños. Que en el caso de Venezuela no sólo afectan la esfera política, si no también la esfera moral, y de recursos humanos. Estas últimas son mucho mas graves y con certeza causales de la crisis económica.
Les tocará a los que vengan intentar reconstruir el futuro, con un cascarón vacío y lleno de deudas, para pagar un viaje mesiánico al oscurantismo, que deja a un país sumido en la edad media, que quiso jugar en las grandes ligas, comprando su entrada a fuerza de billetes, con un liderazgo insensato, en un mundo que hoy por hoy esta pagando la falta de escrúpulos a la hora de manejar el capital.
La salida de la crisis política venezolana, sucederá mientras gran parte del resto del mundo se encuentra poniendo correctivos económicos a una crisis global, Esperemos que aún quede algo de su riqueza que permita recuperar el tiempo y los recursos perdidos.
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