Te fuiste, siempre las despedidas terminan siendo inesperadas, más aún las definitivas, es difícil entender la muerte como parte de la vida, tal vez por que nos recuerda que también nosotros partiremos algún día.
Hombre bueno y sabio, sobreviviste muchas tragedias, y luchaste muchas batallas, recuerdo como contabas con un dejo de desilusión como luchaste codo a codo en las filas de Gabaldón, aportando tu entereza para vencer a la malaria, en un país rural e infestado. Recuerdo tu desilusión al establecer que los sindicatos habían acabado con la mística de trabajo, por nombrar una de las batallas personales, pero la vida te hizo pasar por mucho, sin que perdieras tu sonrisa y tu entereza. Recuerdo la última vez que hablé contigo luego de tu caída, que tal vez marcó el principio del fin, aún en tu voz meláncolica tuviste fuerza para el humor, por que eras así, un soñador, agudo y sarcástico, que con tus comentarios, nos mostrabas lo correcto y nos dejabas una enseñanza vital.
En la familia te supiste ganar un sitial de referencia, supiste siempre con tus comentarios señalar con certeza y con la seriedad que permite el humor, donde fallamos y que teníamos que mejorar, durante mucho tiempo con tus «Guaicaipuros», que nadie sabía quien escribía, pues estaban en el alma de todos nosotros, identificada certeramente en tus comentarios.
Despegaste Tío, con mayúscula pues para todos encarnas esa palabra, de un ser cercano, que siempre tenía un buen consejo a mano y una sonrisa a flor de labios.
En la congoja de tu partida, nos conforta la certeza de que te vas a un sitio mejor, sin cadenas y sin la omnipresente presencia de ese señor gritón y arrecho que invade la realidad venezolana. Me imagino que la exclusividad de sus cadenas la tendrán en el más allá en otra parte, diferente a donde van las personas buenas.
Lamento no estar allí para recordarte en familia, como solemos hacer Los Pérez, estoy seguro que tu despedida será la que merece «El Shamán» de nuestro clan.
Inspirador de la esencia pura de lo que significa «Ser Pérez». Que es la misma del venezolano bueno, ejemplo de lo que una vida dedicada puede lograr y cómo un mundo mejor está en nosotros mismos. Por que «Cuando uno es Pérez hasta las taparas esperes».
Un abrazo Tio, quedas en nuestros corazones, donde siempre estarás mientras palpiten con un aliento de vida, que en mucho es y será moldeada por tu ejemplo.
Un abrazo primas y primos, y familia entera en estos sensibles momentos. Descansa en Paz Jorge Pérez. Todos te echamos en falta.
Despedida a Jorge Pérez
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