Palabreo frustrado…

Es frustrante ver como nuestra civilización completa parece haberse vuelto de revés, cómo viejos problemas vuelven de manera cíclica, en diferentes escenarios y en algunos se mantienen recalcitrantes, inclusive cuando históricamente han demostrado su inutilidad.
El discurso político cada vez tiene un nivel intelectual y de moral inferior.
Se trata de justificar lo injustificable y lo peor que éstas estrategias dan rendimiento político en votos, de unos electores cada vez más alienados productos de una vida relativamente fácil y del mal servicio que portan los medios de comunicación masiva.
En éste marco se oyen discursos que se digieren sin pensar, y en los cuales si la mayoría silenciosa y frustrada escuchara un momento más alla de las palabras vacías, podría entender su manipulación por intereses ocultos.
Pero nadie sabe para quien trabaja, al final ésos mismos intereses terminan causándose daño, es ley de vida, y cuando el daño alcaza una masa crítica de la población, que pierde el acceso al futuro, es cuando ocurre un cambio de civilización, y el comienzo de un nuevo ciclo, esperamos que aprendiendo algo del anterior, aunque parece que los mecanismos de dominación de masas en cada cambio se hacen más sofisticados, y la avaricia, la soberbia, parecen siempre hallarse el camino.
Son conductas aprendidas que socialmente son exitosas y que seguramente por ello han sobrevivido evolutivamente, pero que en un momento de cénit de la sociedad, son la fuente de su propia destrucción.
Es así como vivimos en ciclos, estacionales, algunos más cortos otros más largos, en un proceso continuo de cambio, que es tal vez lo que hace que sea interesante y muchas veces frustrante a la vida, sobre todo si eres lo suficientemente ingenuo para creer que existe una única verdad.