Hoy es navidad y me propuse escribir algo menos ácido, últimamente tiendo a ser crítico y fijar posturas, lo que no estoy seguro sea muy sensato, lo bueno que tiene internet es que si a alguien no le gusta lo que lee, puede cerrar la página y e irse a otra parte y no hay daño.
Pero ello no quita cierto grado de responsabilidad por lo que se escribe, que pienso que alguna ética se ha tratar de guardar, si queremos a la larga demostrar seriedad. Pero éste es otro tema.
Quería dar un mensaje positivo pero realista, de esperanza, sin incertidumbre, lo que sucede es que si soy honesto, no estoy seguro de casi nada.
Parezco presidente de gobierno.
Hasta hace poco, solía tener todas las respuestas, o creía que las tenía, y obraba en consecuencia y con mi verdad como guía y la honestidad como brújula.
Perfecto ¿verdad?, pensaba que había un mundo mejor para los que viven con convicción, pensaba que bastaba con amar, y ser real.
Luego si estás atento, la vida te enseña los errores, de los que se aprende mucho más que de los aciertos.
De repente, te das cuenta de que el tiempo ha pasado y en ocasiones con autocrítica humilde, te das cuenta que habrías hecho muchas cosas de manera distinta. Que a veces aprender algo tiene un precio alto, y que la falta de flexibilidad trae soledad.
Entonces se plantean nuevos paradigmas, que si los dejas fluir, van trayendo esperanza, pero tienes un bagaje al cual es difícil renunciar, de nuevo incertidumbre y temor, respuestas evolutivas de protección.
Ya lo dice Mafalda, «…el problema filosófico está en saber lo bueno que tiene lo malo y lo malo que tiene lo bueno…»
Tal vez la respuesta sea el equilibrio preconizado por el concepto taoista de jing y jang. que el bien y el mal sean conceptos opuestos y complementarios, que sólo existen y están allí justificándose uno y otro, es decir que sin mal tampoco habría bien por lo que de una manera madura debemos aceptarlos a ambos.
Interesante postura, que se podría utilizar como justificación para obrar mal, por que por alguna razón siempre es más difícil obrar bien. Pienso que tal vez el mérito real no es obrar bien en las mejores condiciones, allí es fácil, el mérito real radica en ser el punto blanco dentro del mal y estando inmerso en él, hacer el bien.
Suena mentalmente insano pero en éste momento éste análisis ¡ me resulta especialmente aclarador !
Bueno, al final toda esta parrafada tiene la intención noble de desearos a todos mis lectores, una ¿feliz navidad! Paz y prosperidad, pero os dejo a vosotros el trabajo de descubrir lo malo o bueno que tenga cada uno de éstos conceptos.
Gracias por estar allí.
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